Hebreos 8:7-13 “El Nuevo Pacto 1 parte”

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Introducción

Esta mañana vamos a continuar con nuestra exposición de la epístola a los hebreos, un libro que expone de manera gloriosa la infinita superioridad y suficiencia de Cristo a una iglesia que estaba a punto de abandonar su confianza en él.
Esta es una epístola que hasta nuestros días nos anima a no dejar de mirar a Cristo, independientemente de las circunstancias que estemos enfrentando, no hay otro en que podamos poner nuestra esperanza, todas las promesas de Dios se han cumplido plenamente en él, nunca nos deberíamos de cansar de esperar en Cristo.
El es superior a Los Ángeles siendo el eterno hijo de Dios que vino a dar su vida por nosotros, él superior a Moises y los profetas, podemos conocer a Dios completamente en él, él es superior a los Levitas, siendo un sumo sacerdote eterno que nos ha abierto un camino al cielo, y desde allí esta intercediendo por nosotros en todo momento.
En el capitulo 8:7-13 vamos ver esta mañana un tema fundamental que introduce el autor de Hebreos: el nuevo pacto en Cristo.
Este pasaje revela cómo Jesucristo, como mediador del nuevo pacto, trasciende la debilidad del antiguo pacto y nos garantiza las bendiciones eternas prometidas por Dios a Abraham. A lo largo de este sermón, examinaremos la fragilidad del pacto mosaico, la promesa divina de un nuevo pacto según Jeremías, y las sólidas garantías que Cristo ofrece en en nuevo pacto.
El objetivo de mi sermón es recordarnos que vivimos bajo un pacto mejor y eterno en Cristo Jesús de manera que avivemos el fuego de nuestra esperanza y nos estimulemos a amar y servir mejor a nuestro Dios por el amor incondicional, las promesas inquebrantables y la gran misericordia que nos ha mostrado en Cristo.
Veamos como en un mundo lleno de promesas quebrantadas, Dios nos ha dado la garantía de un pacto perdurable, inquebrantable y eterno.
Hebreos 8:7–13 NBLA
Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. Porque reprochándolos, Él dice: «Miren que vienen dias, dice el Señor, En que estableceré un nuevo pacto Con la casa de Israel y con la casa de Judá; No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano Para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque no permanecieron en Mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. »Porque este es el pacto que Yo haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré Mis leyes en la mente de ellos, Y las escribiré sobre sus corazones. Yo seré su Dios, Y ellos serán Mi pueblo. »Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano Ni ninguno a su hermano, diciendo: “Conoce al Señor”, Porque todos Me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos. »Pues tendré misericordia de sus iniquidades, Y nunca más me acordaré de sus pecados». Cuando Dios dijo: «Un nuevo pacto», hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.

I. La Debilidad del Pacto Mosaico (Hebreos 8:7-9)

Nuestro texto inicia con una afirmación implícita importante “El primer pacto era defectuoso” él se esta refiriendo al pacto que Dios estableció con Israel cuando los saco de la tierra de Egipto, es decir el pacto de Moisés. ¿Como esquema era defectuoso?
Israel mediante este pacto disfrutó de bendiciones increíbles, fueron guiados por la mano de Dios y fueron redimidos de Egipto. Disfrutaron del perdón de sus pecados mediante el camino que Dios les trazo al ofrecer sacrificios de expiación por medio de los sacerdotes en el tabernáculo, la presencia especial de Dios en el tabernáculo que garantizaba su provisión y protección, tuvieron la ley escrita en tablas de piedra en las que el pueblo podía conocer la voluntad de Dios para sus vidas por medio de la instrucción de los sacerdotes y profetas.
El problema nunca estuvo en el pacto en sí mismo, ni en la gracia que este dispenso para ellos. La debilidad del pacto residía en la incapacidad del pueblo de Dios para mantenerse fieles a sus estipulaciones.
“Porque no permanecieron en Mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor·
Las bendiciones del Antiguo pacto, dependían en gran medida de la fidelidad de sus sacerdotes y lideres al pacto, ellos debían seguir las estipulaciones del pacto Mosaico para garantizar la permanencia de las bendiciones temporales de Dios en la iglesia del Antiguo testamento.
Un ejemplo de esto lo tenemos en la vida del rey Salomón, quien levo la dinastía de Israel hasta la cumbre mas alta. Pero quebranto el pacto Mosaico:
Al casarse con mujeres de naciones paganas. Tomó muchas esposas extranjeras, y estas mujeres influyeron en él para adorar a dioses falsos, lo cual estaba estrictamente prohibido (1 Reyes 11:1-4; Deuteronomio 7:3-4).
A causa de sus esposas paghanas, Salomón permitió la construcción de lugares altos para la adoración de dioses ajenos, violando así el mandamiento de adorar solo al Dios verdadero (1 Reyes 11:5-8; Éxodo 20:3-5).
El pacto mosaico advertía a los reyes contra acumular riquezas en exceso y tener un gran número de caballos (Deuteronomio 17:16-17). Salomón acumuló una gran riqueza y tuvo numerosos caballos, desobedeciendo así estas instrucciones divinas (1 Reyes 10:26-29; 2 Crónicas 1:14-17).
La Biblia registra que, a pesar de la sabiduría inicial de Salomón y de la bendición de Dios sobre él, su corazón se apartó del Señor debido a sus compromisos y desobediencias, llevando a la división del reino después de su muerte (1 Reyes 11:9-13).
Luego vemos, como el Reino del Norte (Israel) y el Reino del Sur (Judá) fueron llevados cautivos como consecuencia de la desobediencia y el quebrantamiento del pacto mosaico por parte de sus reyes.
El Reino de Israel fue llevado cautivo por los asirios en el año 722 a.C. como resultado de su persistente idolatría y desobediencia a Dios. Los reyes de Israel, en su mayoría, continuaron con prácticas paganas, alejándose de la adoración exclusiva al Dios verdadero, tal como se establecía en el pacto mosaico. Esto culminó en la destrucción de la capital, Samaria, y en la dispersión del pueblo israelita (2 Reyes 17:6-23).
El Reino de Judá fue llevado cautivo por los babilonios en el año 586 a.C. debido a la desobediencia y la idolatría persistentes. A pesar de los llamados de los profetas a arrepentirse y volver a Dios, muchos reyes de Judá continuaron quebrantando el pacto mosaico. La caída de Jerusalén y la destrucción del Templo fueron las consecuencias de su rebelión contra Dios (2 Reyes 24:10-25:21; Jeremías 25:8-11).
De manera que la debilidad del pacto de Moisés estaba, no en que no señalara el camino que Dios había establecido para que su pueblo pudiera habitar delante de él en gloria. La debilidad consistía en que el Pueblo se desvió de ese camino. Los profetas, los reyes y sacerdotes fallaron en representar fielmente al profeta, sacerdote y rey que señalaban sus oficios. Por esta razón el pueblo fue el exilio. Quebrantaron el pacto.
El autor de Hebreos nos muestra entonces como el pacto Mosaico no pudo, en virtud de la debilidad de los hombres para obedecer al pacto:
Traer paz y unidad entre Dios y el pueblo
Tampoco pudo conducir al pueblo de Dios por el camino de la justicia ya que sus lideres fueron infieles en guiar al pueblo a la obediencia a Dios, mas bien les guiaron a la idolatría que es considerada en la biblia un adulterio espiritual. Este pacto no logró consagrar a Israel para Dios por la debilidad de sus integrantes.
Esto hizo que Dios se desentendiera de ellos y fue por esta razón que ahora según Jeremías ellos estaba siendo entregados en manos de sus enemigos. Esto es lo peor que le puede suceder a un pueblo, pues implica tanto la retirada del cuidado especial de Dios como la visita de la terrible paga del pecado.
Dice Philip Graham: “Si la salvación significó la liberación de la esclavitud en Egipto, el rechazo de Dios significó el regreso a la esclavitud en la forma del cautiverio babilónico”
Este episodio en la historia de Israel resalta de manera vívida la debilidad inherente del pacto Mosaico. La conexión entre la fragilidad humana y la incapacidad del antiguo pacto para garantizar la fidelidad del pueblo se vuelve innegable. Es en este contexto que surge una pregunta crucial: ¿no necesitamos con desesperación un nuevo pacto, uno que supere nuestras limitaciones y asegure las bendiciones eternas prometidas por Dios?

II. La Promesa del Nuevo Pacto (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:10-13)

En medio de de la penosa situación en la que se encontraba Israel, dice el autor de Hebreos que Dios les prometio un nuevo pacto a travez del profeta Jeremías mientras les reprende por su infidelidad.
No sería un pacto hecho con hombres inmortales, falibles, que no podían guiar adecuadamente al pueblo por causa de su pecado como lo fue el pacto del Sinaí.
El mediador de este pacto es Jesucristo, quien cumplió todas las demandas del pacto mosaico. El es el verdadero Rey, Profeta y Sacerdote que venció la tentación y el pecado, que triunfo sobre la muerte y se sentó a la diestra del trono de Dios en las alturas. El nos abrió acceso a la realidad celestial de la cual el tabernáculo era una sombra.
Jesus cumplio con las estipulaciones del pacto de una manera perfecta:
Viviendo vida sin pecado, cumpliendo así con la demanda moral de la ley. A diferencia de todos los demás seres humanos, Jesús nunca pecó (Hebreos 4:15; 1 Pedro 2:22). Él cumplió los mandamientos y principios morales de la ley de manera perfecta.
Cumpliendo todas las esperanzas del Antiguo Testamento que señalaban hacia el Mesías. Desde su nacimiento virginal hasta detalles específicos de su vida, muerte y resurrección, Jesús fue la realización de las profecías mesiánicas (Mateo 1:22-23; Isaías 53; Salmo 22).
Interpretando correctamente la ley, y enseñando al pueblo su verdadero significado sin torcerlo. En el Sermón del Monte, por ejemplo, Jesús dijo: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" (Mateo 5:17). Jesús enseñó la intención más profunda de la ley, destacando la importancia del amor, la justicia y la misericordia, a diferencia de los lideres de Israel que desviaron al pueblo con enseñanzas legalistas sobre la ley.
Cumpliendo con el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29; Hebreos 9:11-14).
Siendo el mediador del nuevo pacto, que supera y cumple el antiguo pacto dado a través de Moisés (Hebreos 8:6-7).
En Cristo a entrado en vigencia un nuevo y mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Este pacto según Jeremías, no se podrá romper, no podrá fracasar, traerá todas las bendiciones prometidas por Dios a Abraham, todas las bendiciones de Dios estarán aseguradas para la iglesia.
Génesis 17:7 NBLA
»Estableceré Mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti, por todas sus generaciones, por pacto eterno, de ser Dios tuyo y de toda tu descendencia después de ti.

III. Las Garantías del Nuevo Pacto en Cristo

La unidad de la iglesia esta garantizada en él “estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;”… Vs. 10 “este es el pacto que haré con la casa de Israel”.
La obediencia del pueblo queda garantizada: “Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré” El Señor envió su Santo Espíritu a la iglesia y él aseguró que que su enseñanza estuviera escrita y fuera preservada para que nosotros mediante el uso ordinario del estudio pudiéramos conocer sus caminos y por el poder extraordinario de su gracia podamos vivir para su gloria. ¡qué gran promesa tenemos aquí en el nuevo pacto en Cristo! Él revelará su ley a tu mente, te dará entendimiento y luego la escribirá en tu corazón. Él te cambiará para que reflejes cada vez más su carácter. Que esto anime a cada cristiano luchador sobre el beneficio que vendrá a través del estudio sincero y persistente de la Palabra de Dios. Romanos 12:2 Dios nos cambia por su Palabra, aplicándola a nosotros, iluminando nuestros corazones y regenerando nuestra voluntad por obra del Espíritu Santo. Tú dices: "No puedo cambiar mi corazón", y es verdad. Pero puedes entregar tu mente a la Palabra de Dios, puedes buscar la luz que brilla en las Escrituras, y a medida que tu mente se transforma, Dios hará brillar esa luz en tu corazón, calentándolo para las cosas de Dios.
La presencia de Dios queda garantizada: “Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo” por la perfecta obediencia de Cristo, hemos sido adoptados en la familia de Dios, y Jesus no se avergüenza de llamarnos hermanos. El nuestro y nosotros suyos. Lo que Dios desea de nosotros, lo que exige de nosotros, nos lo concede por gracia en esta alianza nueva y mejor. No sólo él dirá y cumplirá su voto, sino que todos los suyos hablarán y cumplirán fielmente sus votos para con él. (Ap. 21, 2-3)
La comunión con Dios queda garantizada: “Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos”.
Andrew Murray escribe: "La comunión personal y directa con Dios es la bendición suprema del nuevo pacto".
Graham Phil: La condición de tal comunión es la santidad, porque Dios es santo, y ahora promete escribir su ley en nuestros corazones. La amenaza a tal comunión es nuestro pecado, y Él ha prometido perdonarlo y olvidarlo completamente por medio de Jesucristo. Por lo tanto, esta bendición suprema puede ser dada y recibida: "Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo".
El perdón completo queda asegurado: “Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades”. El olvido de Dios se basa en su perdón. La Escritura utiliza el lenguaje del mercado para describir cómo Dios perdona y olvida. Tienes una deuda con alguien y no la has pagado. Con lo único que puedes contar es con que no lo olvidará. El hombre al que debes te lo recordará, probablemente cada vez que le veas. Pero si llega otra persona y paga la deuda por ti, él, a su vez, ya no te molestará por lo que te debía. Ha olvidado tu deuda porque ha recibido el pago completo. Eso es lo que ha sucedido con Dios en su perfecta justicia hacia la deuda de nuestro pecado. Ha sido completamente satisfecha, completamente pagada, y Dios puede declarar que ya no se acuerda más de nuestro pecado.
Muchos matrimonios se ven amargados por el recuerdo del pecado, a pesar de las pretensiones de perdón. A veces es algo que sucedió hace años y años. Sin embargo, el marido o la mujer siguen sacándolo a relucir, y lo siguen sosteniendo ante el otro. "¡Nunca he olvidado lo que dijiste en tal o cual ocasión!". "¡Quiero que sepas que recuerdo lo que hiciste aquella vez hace mucho tiempo!". "¡No creas que olvido la vez que me decepcionaste!". Siempre está ahí, como veneno en el pozo de la relación, haciendo que todo se vuelva amargo y muerto.
Esto es algo que nunca oiremos de Dios.
Él ha borrado nuestro pecado. Ha olvidado todas las cosas terribles que hemos hecho. Eso es lo que celebra el Salmo 103:12: "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones". ¿Qué distancia hay entre el este y el oeste? ¡Infinitamente lejos! Esta es la gran promesa de la nueva alianza en Jesucristo. Dios nos ha perdonado y, por tanto, ¡nuestro pecado ya no existe!
Este es el tipo de gracia que permite a los cristianos superar el pecado y la culpa en nuestras propias relaciones, perdonando y desechando verdaderamente el pecado debido a la gracia que hemos recibido a través de Jesucristo. Muchos matrimonios cristianos se han salvado, y deberían salvarse, debido al poder del perdón a través de la sangre de Jesucristo.
Todas estas garantía del nuevo pacto, estaban precedidas por promesas gloriosas en su contexto, veamos esto mas detenidamente: Jeremías 31:27-40 se divide en tres secciones introducidas por expresiones similares:
Jeremías 31:27 NBLA
«Vienen días», declara el Señor, «en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal.
Jeremías 31:31 NBLA
»Vienen días», declara el Señor, «en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto,
Jeremías 31:38 NBLA
«Vienen días», declara el Señor, «en que la ciudad será reedificada para el Señor, desde la Torre de Hananel hasta la puerta del Ángulo.
Noten que las promesas son muy gloriosas:
Dios plantará a su pueblo exiliado en la tierra Oseas 2:23 Regresarán del Exilio, habrá un nuevo Exodo.
En su retorno del exilio, establecerá con ellos un nuevo pacto (31:31-37) este nuevo pacto asegura las bendiciones de Dios eternamente.
Una vez establecido el pacto, Jerusalén será reconstruida y ellos habitarán seguros, nunca mas serán arrancados de la ciudad y la ciudad será santa (31:38-40)
El nuevo pacto esta dentro del contexto de estas promesas. Es un nuevo pacto con mejores promesas, todas ellas aseguradas por la obediencia perfecta de nuestro sumo sacerdote .
Por su perfecta obediencia, el nos ha plantado en la casa de Dios. De manera que hoy podemos decir que estamos sentados en lugares celestiales con Cristo, siendo el nuestro precursor, nuestra permanecía eterna en Sion esta garantizada.
Por su sacrificio en la cruz aseguro todas las bendiciones del pacto para nosotros. Lucas 22:20; 1 Cor 11:25 Su sacrificio en la cruz no solo selló el nuevo pacto con su sangre preciosa, sino que cumplió cada una de las promesas divinas. En la cruz, Cristo llevó sobre sí mismo el peso de nuestros pecados, reconciliándonos con Dios y abriendo un camino para que experimentemos la plenitud de las bendiciones prometidas.
Jesus resucito y esta preparando morada para nosotros en gloria, el ha inaugurado la nueva Jerusalén con su entrada triunfante al cielo en su ascensión. Ahora el esta reuniendo a gente de todo linaje, lengua tribu y nación, y cuando el numero de los elegidos este completo, él regresará por su iglesia para hacerla morar segura en la gloria de Sion.
Este será un Exodo mas glorioso que el de Israel cuado fue sacada de Egipto para morar con Dios en el Sinaí y luego en la tierra de Canaán. El Exodo bajo Moisés solo anticipaba como una sombra el nuevo Exodo que vendría en Jesucristo, quien vino por su pueblo a esta tierra bajo la maldición de la caída en Adan, nos redimió con su sangre un día de pascua, reunió a la iglesia en el monte de Sión cuando hizo derramar su santo Espíritu en pentecostés y escribió su ley en nuestros corazones y luego hizo descender su gloria en la persona de su Santo Espíritu para quedarse con nosotros mientras transitamos por el desierto y somos llevados por él a la ciudad de Dios celestial.
El exilio no fue un fracaso en el plan de Dios para con la iglesia, el exilio aunque parte de la disciplina de Dios, era necesario para revelar a su pueblo la necesidad de un mejor Rey, de un mejor sacerdote y de un mejor profeta. Este sacerdotem profeta y Rey ta vino y ha inaugarado un nuevo y mejor pacto.
Que gozo es vivir a este lado de la historia de la redención. Todas las promesas de Dios son si y amen en Jesucristo. Todas las promesas dadas a Abraha están aseguradas por él.
¿Que importan las circunstancias presentes? Si tenemos en Cristo esperanza de vida eterna. Toda lagrima un día el la enjugará de nuestros ojos. Toda enfermedad será un día erradicada. Todos conoceremos al Señor íntimamente sin el estorbo del pecado, todos le obedeceremos sin el remanente del pecado que aun nos pone tropiezo hoy, un día el principio de vida que Dios por en Cristo ha hecho habitar en nuestros corazones será pleno. El nuevo pacto garantiza esta plenitud.
IV. Conclusión
Hebreos 8:13 NBLA
Cuando Dios dijo: «Un nuevo pacto», hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.
El antiguo pacto Mosaico no pudo traer a la plenitud los propósitos de Dios a causa de la infidelidad de los hombres. El Nuevo pacto en Jesucristo si pudo, él garantiza nuestra fe, nuestra perseverancia y nuestra herencia eterna. Y la garantiza por que hoy podemos disfrutar de su plenitud:
Juan 1:16 NBLA
Pues de Su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia.
Que increíble es ser miembros de este nuevo pacto. Que increíble privilegio servir como ministros de este nuevo pacto donde no hay fracaso, en Cristo somos competentes porque podemos servir a Dios en el Espiritu:
2 Corintios 3:6 RVR60
el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.
Queridos hermanos y hermanas, al contemplar la grandeza del nuevo pacto en Cristo Jesús, no podemos permanecer indiferentes. Este pacto sólido y eterno nos invita a una respuesta activa y comprometida.
Hoy, te desafío a que consideres cómo este mensaje transforma tu vida diaria. ¿Cómo afecta tu relación con Dios, tus decisiones y tus interacciones con los demás? El nuevo pacto no es solo un concepto teológico, sino una realidad que debe impactar nuestro ser.
En este momento, te animo a tomar un tiempo de reflexión personal. Considera tu propia caminata con Dios y examina si estás viviendo plenamente bajo el nuevo pacto en Cristo. ¿Hay áreas en las que necesitas rendirte más completamente a su señorío? ¿Cómo puedes reflejar mejor la gracia y el amor que has recibido?
Este no es solo un llamado a la reflexión, sino también a la acción. Resolvámonos, con la ayuda del Espíritu Santo, a vivir de acuerdo con las promesas y garantías del nuevo pacto. Que nuestra fe se traduzca en una vida transformada, llena de esperanza, amor y servicio a nuestro Dios y a quienes nos rodean.
Recuerda que, en Cristo, tenemos un pacto que no se desvanece ni se debilita. Que nuestras vidas reflejen la solidez y la seguridad de ese pacto. Oremos juntos para que Dios nos guíe y fortalezca en este viaje de fe bajo el amparo de su nuevo y eterno pacto.
Oremos.
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